The house on skull mountain (1974 – Ron Honthaner)
(La montaña de la calavera)
Mi opinión: 6/10
Dar vueltas por el enorme corpus de películas que se han hecho desde los Lumiere hasta hoy, hace que forzosamente uno tenga que elegir lo que quiere o puede ver. Hay factores que dirigen la elección: el género, el director, los actores, etc; y también, por supuesto, el tiempo del que disponemos.
Esta vez estaba decidido a ver algo de los años 70’s, y me encontré con esta película, mezcla del género de black exploitation, terror y suspenso.
Todo comienza cuando en su lecho de muerte, la anciana Pauline Christophe (Mary J. Todd McKenzie), decide llamar a su lado a cuatro herederos. Todos ellos llegan tarde, cuando la muerte ha venido y el sepelio se ha consumado. Una particular cláusula del testamento impide que éste sea leído, a menos que los cuatro estén presentes. A la llegada del cuarto, el abogado ya se ha ido y todos deberán esperar su regreso una semana después. Pero no habrá motivos para el aburrimiento, porque esa misma noche, los herederos comenzarán a sucumbir de a uno.
Un film que no ha tenido buenas críticas, y que sinceramente no es gran cosa. Pero no por eso no se deja ver. La trama es elemental: una casa aislada en una montaña, un par de sirvientes (Jean Durand y Ella Woods), cuatro desconocidos que deben compartir fatalmente su destino (Janee Michelle, Victor French, Mike Evans y Xernona Clayton), la sombra del vudú que sobrevuela toda la película, y una serie de muertes cuyo objetivo no está claro pero que tampoco cuesta mucho entrever.
¿Que hay a favor para ver The house on skull mountain? Bueno, la década del 70, con sus modas, autos, música. Las actuaciones tampoco están mal. Por protagonismo en este rubro se llevan las palmas Jean Durand, Janee Michelle y Victor French, a quien muchos recuerdan por los papeles que tuvo junto a su amigo Michael Landon en los Ingalls y Camino al cielo, además de (para los memoriosos) su incomodo rol como el Agente 44 en Get Smart, siempre espiando a Kaos desde los lugares más fastidiosos.
En fin, nada del otro mundo, pero si te tropezás con The house on skull mountain, poder echarle un vistazo para pasar el rato.
El Holocausto de Pablo Alekssander 